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Una manera de
apreciar la valía de una obra literaria es no leerla al momento en que, como
una novedad en el mercado, la crítica se vuelca en elogios muchas veces injustificados.
Un libro que resiste el paso del tiempo se abre paso entre las montañas de
basura editorial para llegar a los lectores con toda su fuerza derrumbando
falsos prestigios.
Me pregunto si Gomorra (Mondadori 2007), de Roberto
Saviano (Nápoles, 1979), se ha convertido ya en un clásico del periodismo de
investigación criminal, con toda la
potencia de una novela negra. La Camorra napolitana, el “Sistema”, la lóbrega
cotidianidad del sur de Italia marcada por los usos y costumbres mafiosos que
corroen profundamente la estructura social, política y cultural de una región, son
desmenuzados a profundidad en esta obra a caballo entre el testimonio autobiográfico,
crónica policiaca y denuncia ecológica.
Saviano narra
con tono desencantado y por momentos rabioso la omnipotencia corruptora de una
organización criminal cuyas ramificaciones en todo el planeta la convierten en
una empresa transnacional. El libro se sostiene por una sólida base documental
producto de años de investigación y vivencias de Saviano como nativo de Nápoles,
y como colaborador en los periódicos L´Espresso y La Repubblica de Italia, y El País de España, entre otros medios
extranjeros.
Resulta
perturbador el recorrido de Saviano por Nápoles a veces desde una motoneta como
las que usan los sicarios para ejecutar a sus víctimas, y a veces a pie, como
un habitante más de una región donde la crueldad desmedida es sinónimo de poder
económico. El autor ha declarado en entrevistas que Gomorra trata
sobre una realidad que pedía ser contada no porque él pensara cambiar el mundo,
sino porque para hablar de su mundo debía hablar de la Camorra. La
reconstrucción de la lógica del poder mafioso coludido con el poder político y
empresarial se convierte en un delirante relato de un imperio delictivo, que
comienza y termina bajo el signo de las mercancías en sus formas más variadas
(videojuegos, relojes, ropa de marca). El puerto de Nápoles es la Gomorra desde donde se entrecruzan las
historias de miles de seres humanos que viven y mueren como carne de cañón de
los grandes capitales globales.
A estas alturas
se preguntará el lector de esta
colaboración por qué reseñar un libro que se publicó hace ya casi seis años.
Pues porque en estos tiempo aciagos del presente mexicano, no conozco una obra
periodística sobre el crimen organizado en nuestro país que alcance los niveles
de intensidad, involucramiento, emoción y fiereza narrativa desde dentro del
fenómeno mismo, como los que Saviano alcanza a lo largo de su libro. La
industria editorial mexicana ha llenado las librerías de obras y autores chatarra sobre el Narco y el
crimen organizado promocionados como “especialistas”; de reportajes y novelas
cuyo único mérito es colgarse de uno de los tantos filones de venta que da el
morbo. Ante tal cantidad de desperdicio, resulta difícil hacer una criba en las
mesas de novedades repletas investigaciones y ficción al vapor. Sin embargo, el
lector cuidadoso encontrará disponible gracias a su calidad y éxito de ventas
obras como la de Saviano para a través de un juego de espejos, entender mejor
lo que pasa en México y lo que comienza a convertirse en una economía y cultura
del crimen.
Saviano dice de
sí mismo que no es un periodista porque carece de la disciplina del cronista.
Se reconoce con la indisciplina del narrador pues el periodista tiene otros
objetivos, tiene que dar la noticia y contar los detalles de lo que acaba de
pasar y además debe respetar las exigencias de su editor. El narrador prescinde
de todo eso. Gomorra es el absurdo del dinero a manos llenas y el poder
desmedido, la pobreza humillante de millones de personas a merced de los
caprichos de un “Boss” (un capo); es también la historia de un fenómeno delincuencial
profundamente influido por los medios de comunicación y la sociedad del
espectáculo, cuyos involucrados imitan la manera de vestir y ademanes de las
estrellas del cine y de las figuras míticas del género de gánsters, incluido
por supuesto, Tarantino.
Tan lejos y tan
cerca del presente mexicano, Gomorra invita a reflexionar sobre la desmesura
del crimen globalizado y sus implicaciones con el poder político y financiero.
Qué difícil resulta no verlos como uno solo.
Gomorra es el
horror narrado en primera persona, como si fuera el diario de quien se sabe por
anticipado un condenado a muerte por aquellos que se sintieron traicionados y
exhibidos.
Nadie sabe dónde
se oculta Saviano. Ni si podrá escribir otro libro con la potencia de Gomorra.
Por lo pronto,
aquí seguiremos esperando una crónica de largo aliento sobre el crimen
organizado en México, que alcance los registros documentales de estremecedor
testimonio desde las entrañas del monstruo.
testimonio desde las entrañas del monstruo.
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