martes, julio 27, 2010

Sobre DF Confidencial

http://www.eluniversal.com.mx/cultura/63443.html


Un retrato confidencial del DF desde la nota roja y los bajos fondos
J. M. Servín reune crónicas, ensayos y reportajes de largo aliento sobre delincuentes, vagos y gente sin futuro
Enviar por email
Reducir tamaño
Aumentar tamaño
Imprimir

Martes 27 de julio de 2010
Yanet Aguilar Sosa | El Universal
yanet.aguilar@eluniversal.com.mx


La ciudad de México es el monstruo de las mil cabezas, de ahí sus rostros diversos y distantes. Está el rostro que venden como la ciudad de la esperanza o la que captó el mayor nivel de turismo del país; en el otro extremo está la ciudad de los bajos fondos, la de prostitutas, drogadictos, neuróticos, homicidas, asesinos y funcionarios corruptos, que es la urbe que le interesa retratar al escritor J.M. Servín.

El narrador y periodista afirma que la ciudad de los bajos fondos dice “más de nuestra historia social que la propaganda oficial”, por lo que reune en su libro D.F. Confidencial, crónicas, ensayos y reportajes que muestran el rostro criminal de la gran urbe, no tiene duda de que “esta es una ciudad donde el crimen sentó sus reales” desde hace siglos.

Servín asegura que al revisar la historia de México se puede ver que esta ciudad siempre ha padecido la marginación y lumpenización de las clases populares con lo que se genera todo tipo de delincuencia común. “Lo proscrito, lo marginal, los bajos fondos caracterizan a la ciudad; también que los contratos entre opulencia y marginación han dado lugar a redes sociales de la ilegalidad, la prostitución, la venta inmoderada de alcohol y cigarros, el narcomenudeo y el ambulantaje lleno de piratería, pornografía callejera, de puestos de comida sin registro sanitario”.

El periodismo policiaco

En este libro “de crónicas de delincuentes, vagos y demás gente sin futuro” publicado por Almadía, J. M. Servín tiene en la nota roja el hilo conductor de sus historias delincuenciales, protagonizadas por todo tipo de gente, desde fotoreporteros, como Enrique Metinides, quien desarrolló una temática macabra, hasta asesinos seriales que conforman la leyenda negra mexicana, como Juana Barraza “La Mataviejitas”, Goyo Cárdenas, “Las Poquianchis” o Francisco Guerrero “El Chalequero”.

Para Servín la nota roja es una manera de leer y comprender la historia social del país desde las clases bajas. “Es muy vilipendiada porque ciertamente en los periódicos se le trata de manera superficial, pero si uno lee con atención y fuera de prejuicios, se puede entender perfectamente bien dónde están muchos de los causantes de que este país y esta ciudad sean el caos que son. En sus mejores momentos, la nota roja ha hecho la gran crónica social de esta ciudad”.

El narrador, periodista y editor autodidacta nacido en la Ciudad de México, en 1962, no olvida que la razón de ser de la nota roja viene de las clases opulentas y del gobierno que la utilizan como un medio de intimidación y estigmatización de las clases populares; pero por otra parte, ha sido una fuente riquísima de historias que desde el periodismo narrativo “nos ha enseñado lo que es esta ciudad, lo que somos como sociedad y como habitantes de esta urbe”.

Por eso su apuesta literaria siempre ha sido por describir la ciudad de México que vive y conoce. No pretende abordarla en su totalidad, cosa imposible, sino verla desde los bajos fondos, desde los graves problemas de empleo, urbanización y convivencia que han hecho de ella una especie de monstruo y leyenda negra de las democracias periféricas en las que la idea de civilidad se sustenta en la ilegalidad.

Apuesta por el periodismo literario

El gran retrato que hace J.M. Servín sobre la ciudad de México, lo desarrolla desde el periodismo narrativo que cuenta historias a partir de una experiencia personal; nunca lo ejerce desde el dato duro, sino que se suma a la gran tradición de crónica literaria que tiene México. Es consciente que cada vez los espacios para publicar crónica son menos y que muy pocos se asoman al periodismo policiaco porque está coptado por el narcotráfico y donde los temas de vida cotidiana han quedado relegados.

“Si ahorita quieres escribir un buen reportaje policiaco tienes que hablar narcotráficantes o de una red de narcomenuedeo... los periódicos, que eran la cuna de este periodismo, le han venido cerrando los espacios al reportaje y a la crónica de largo aliento para darle prioridad a la opinión y a la imagen; ya cualquiera escribe un artículo de 4 mil caracteres desde la comodidad de su escritorio pero nadie quiere salir a la calle a ver qué es lo que está pasando en un país que necesita en este momento se narre su historia”, comenta el narrador.

A eso dedica su faceta como editor. J. M. Servín lanzará a finales de agosto el primer tomo de los Cuadernos Gonzo, una serie de publicaciones que estarán dedicados sólo a difundir periodismo literario. “La idea es reciclar en ciertos casos y en otros ponderar este periodismo literario mexicano de gran nivel que de pronto es soslayado y minimizado”.

La propuesta de esos cuadernos que serán semestrales, en pasta dura, de unas 70 páginas a una tinta y con dos portafolios fotográficos a color, se inspiran en el periodismo gonzo que ejercía el escritor y periodista norteamericano Hunter Thompson; en ellos Servín publicará reportajes o crónicas de la vida cotidiana, menos del narco, con vocación por el buen periodismo literario.

No hay comentarios.: