domingo, mayo 15, 2011

Levantones Extraterrestres

La revista Generación dedica su más reciente entrega al tema de la "Abducción" por extraterrestres, que como bien sugiere el título de este post, se refiere a los secuestros o "levantones" que supuestamente     seres de otros planetas ejecutan sobre los terrícolas. El director de esta añeja publicación me encargó coordinar el número que en mi opinión es uno de los más relevantes de los últimos años por la calidad de los contenidos y por la apuesta temática prácticamente inédita en publicaciones "alternativas", "undergrounds" o "contraculturales". En este número 84 se pueden leer muy buenos ensayos, crónicas, y reseñas de Bibiana Camacho, Alfonso Morcillo, Bernardo Esquinca, Fernando Úrias, Gerardo Lammers, Joserra Ortiz, Jonthan Minila, Octavio Henández, José Mariano Leyva y Miguel Angel Rodríguez entre otros; así mismo las ilustraciones y fotografías de artistas gráficos como René Velázquez de León, Héctor Ballesteros, Juan Carlos Ruiz Vargas y Sánchez Rull apuntalan con humor y desenfado una publicación que se resiste a desaparecer ( o se aferra a seguir, según se vea) en un país de publicaciones globalizadas y en su mayoría gazmoñas en sus contenidos. Como siempre, la narcosis, la nocturnidad, el humor y el salto al vacío de la existencia aparecen como lectura entrelineada de un número que apunta para convertirse en legendario.
A continuación el texto que escribí amanera de presentación:

Secuestrados por la realidad

¿Un mundo nos vigila? Hay vida en otros planetas? Hasta hace muy poco, estos parecían temas a debatir entre charlatanes, crédulos y predicadores de teorías conspiracionistas. Hoy en día es un hecho que estas interrogantes están más que contestadas con un clamoroso sí tanto por científicos y religiosos como por divulgadores de las ciencias paranormales. En el eterno debate entre escépticos y creyentes, el “abre tu mente” resulta un arma de dos filos para descalificar o para sostener posiciones intolerantes a la fe de los demás. Sin embargo, la revista Philosophical Transactions, publicada por la sociedad científica británica, la Royal Society, advirtió en su edición del mes de enero de este año, que los gobiernos del mundo deberían prepararse para un posible encuentro con una civilización extraterrestre que podría ser violenta; argumenta que si el proceso evolutivo en todo el universo sigue el patrón darwinista, tal y como ocurre en nuestro planeta, los extraterrestres podrían “compartir su tendencia a la violencia y a la explotación de los recursos naturales”. O sea que los seres de otro planeta serían a nuestra imagen o semejanza.
Por otra parte, una Encuesta sobre la Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología en México 2009, elaborada por el INEGI y CONACYT, reveló el miedo que millones de mexicanos parecen tenerle a los científicos, otros tantos temen a los ovnis (afirman haberlos visto rondando en su vecindario, que son o traen emisarios de otras civilizaciones); a las personas con “poderes mentales” y a la brujería. La mayoría de los encuestados aseguró que los mexicanos confiamos más en la fe que en la ciencia.
La revista Generación, siempre a la vanguardia de los temas del momento, hace unos meses comenzó un sondeo entre connotados miembros del ambiente científico, cultural y literario mexicano, y para su sorpresa, descubrió que el tema de la abducción por extraterrestres, goza de gran popularidad como detonador creativo y tema de discusiones interminables en tertulias que duran lo de un año luz. Como podrá darse cuenta el lector al recorrer las páginas de este número, un selecto grupo de escritores y artistas gráficos se han reunido aquí para, desde sus diferentes perspectivas, abrir una puerta de entrada a la Abducción. Usted no volverá a ser el mismo y le aseguramos que le será imposible caminar tranquilamente por la calle sin sentirse vigilado o tomar una copa con algún amigo sin sospechar que la conducta de su acompañante luego de varios tragos, delata a un “abducido” por seres de otro planeta.
Pero, ¿qué es una abducción? ¿Podemos considerarla un fenómeno que se expande en nuestra vapuleada sociedad? A continuación nos remitimos a la definición de Wikipedia para insistir en la relevancia del tema que da nombre a este número de la revista. Nos hemos permitido poner en cursivas nuestras interpretaciones en algunos puntos.
En el campo de la denominada “ufología”, se llama “abducción” al acto en el cual uno o más seres extraterrestres toman a un ser vivo terrestre contra su voluntad (lo secuestran) y lo llevan a algún sitio determinado, generalmente a su propia nave espacial (podemos suponer que México es entonces, un país donde impera la abducción, debido a las actividades de la delincuencia organizada que tiene en el secuestro uno de sus nichos más redituables. La jornada del 31 de enero de 2011 destaca en su primera plana la friolera de 18 mil personas levantadas en los últimos cuatro años en México, ¡SIN QUE SE TENGA CERTEZA DEL DESTINO DE LO AFECTADOS! ).

Descripción
Quienes dicen haber sido testigos o sufrido una supuesta abducción, afirman haber entrado a una sala como un laboratorio, donde los extraterrestres estarían realizando siempre los mismos experimentos (¿podría ser una casa de seguridad donde las víctimas sufren de tortura sicológica, amputación de miembros y demás “experimentos identificables con esta actividad delictiva?). Sea cual sea el caso, tras ser retornados del secuestro algunos comentan tener alguna anomalía en su organismo, tales como la presencia de objetos metálicos dentro del cuerpo (por supuesto, puede ser que en el caso de personas pudientes, no reconozcan el chip localizador, además de paranoia, “síndrome de Estocolmo” y demás traumas postsecuestro).
Otra característica es que los testigos aseguran haber sufrido un lapso importante de “tiempo perdido”, es decir, que sienten una rara sensación de haber pasado un tiempo prolongado, pero no recuerdan absolutamente nada o casi nada de ese lapso transcurrido (Podría ser una pista para identificar abducidos en aquellos amigos y conocidos que luego de una bacanal dicen no acordarse de lo que hicieron ni cómo llegaron a su casa).
Un elemento a destacar son los pestilentes olores que acompañan tanto a los aterrizajes de los ovnis, particularmente el de un potente efluvio a azufre (podemos entender que alguien que comparte su experiencia como abducido literalmente se haya cagado de miedo del mismo modo que quien lo escucha se mee de la risa).
La abducción estaría precedida por la pérdida de la voluntad y de la conciencia (aplica con aquellas personas a quienes “las somete el ambiente” y son víctimas a modo de las malas compañías y toda clase de excesos). El interior de la nave a donde serían conducidos los abducidos, por lo general es descrito como una sala redonda y con cúpula, iluminada por una luz difusa que parece salir de las paredes y del piso (cualquier antro o piquera en México cumple con esta descripción, así que cuidado).
Otros puntos en común serían: pesadillas reiterativas (manifestación del síndrome de abstinencia), cicatrices o marcas en el cuerpo de origen desconocido (conocidos comúnmente como borrachazos o arañones por alguna disputa pasional), fobias repentinas a objetos, olores o ruidos (paranoia producto de la ingestión continua de estimulantes).
La mayoría de los supuestos abducidos cuentan historias similares de los acontecimientos, inquietantemente parecidas a los argumentos de películas de ciencia ficción acerca del tema (aquí podríamos identificar al típico “chorero” o mitómano que magnifica sus hazañas tal y como lo hacen los aficionados a la caza mayor: “nombre me ligué a una viejota pero perdí su cel”).
Por su parte, el folklorista Thomas E. Bullard realizó un estudio sobre 309 casos de este tipo, mostrando que siguen cierto orden y en el que destacan ocho episodios clave:
captura
examen
deliberación
excursión
viaje a otros mundos
teofanía
regreso y consecuencias.
(Esto puede aplicar tanto a secuestradores como a los procedimientos que aplican las policías del país para detener delincuentes reales o fabricados por “operativos” o “levantones”).
Si bien todos los elementos no aparecen en todos los casos, según el folclorista, en los puntos anteriores se considera que hay un 84 por ciento de situaciones en los que el orden se cumple (Tenemos el reciente caso del secuestro y súbita reaparición pública del “Jefe” Diego Fernández de Cevallos, para más señas).

Tiempo perdido
Una característica fundamental que dicen vivir los supuestos abducidos es la amnesia, llamada «tiempo perdido» en el argot que popularizó el escritor neoyorquino Budd Hopkins, autor del libro Missing Time, en 1981. Esta amnesia casi siempre impide a los protagonistas recordar el meollo del incidente (aquí insistimos en una situación frecuente a quien abusa de la noche y sus tentaciones. El director y muchos de los colaboradores de esta revista son un testimonio vivo de este síntoma). 
Por ejemplo, una persona vive una situación extraña de una supuesta abducción o visita extraterrestre a una determinada hora (Así pasa en ciertas madrugadas cuando sin previo aviso amigos y acompañantes de apariencia sospechosa llegan sin avisar a nuestro domicilio en busca de “pelea”).
Más tarde, al mirar su reloj, ve que han pasado varias horas, pero no recuerda bien qué ocurrió en ese lapso (“no ma… ya amaneció, ya vámonos”, suele decir aquel que se queda dormido durante la parranda o quien todavía tiene brío y quiere seguirla en otro lado).
Siente que ha pasado un lapso de tiempo, del cual no recuerda bien qué aconteció. A veces son horas, y otras, días (Efectivamente, el compás del tiempo varía mucho de un “abducido”por la bohemia a otro).
El abducido puede someterse a un estado de hiperrelajación hipnótica en el que las imágenes que la memoria se resiste a recordar afloran progresivamente (Efectos de la cruda suavizados con un Bloody Mary, un alcaloide y una compañía agradable, preferentemente, de la noche anterior para despejar dudas).
Es muy posible que el abducido recuerde el principio del episodio: por ejemplo, una luz muy fuerte que le cierra el paso mientras viaja de noche en su automóvil (puede ser el alcoholímetro); una estrella que cae del cielo y se posa en un prado cercano, donde se resuelve en un “platillo volador”, un súbito paro de todos los sistemas eléctricos del automóvil, un tiempo perdido, unas horas en las que el sujeto no sabe dónde ha estado, etcétera (todo ello, matices y efectos de una parranda desbocada que puede terminar en el “Torito”).
Los hipnólogos estadounidenses Leo Sprinkle, Berthold Schwarzy y James Harder, han conseguido obtener relatos de varios centenares de abducciones (tan sólo en la ciudad de México, esta cifra podría aumentar a millones si trajeran a estos especialistas). Este último investigador llegó a estudiar 104 casos, de los cuales el 39 por ciento eran varones y un 16 por ciento se trataba de niños acompañados de adultos (¡El caso Kalimba, el de Marcial Maciel o el del Gober Precioso Mario Marín y su compinche adulador Kamel Nacif! Saque usted sus conclusiones apreciable lector).
El 50 por ciento eran desempleados o trabajadores no especializados, un 10 por ciento oficinistas y alrededor de un 5 por ciento estudiantes universitarios. Según el autor “implica un nivel ocupacional o educativo relativamente elevado” (habría que decir además, que correspondería a una capa de población en crecimiento: los “Ninis”).
Sorprende lo parecidas de estas historias con las que se difunden en la televisión (¿De qué otra manera nos podemos explicar el elevado rating de los noticieros de radio y televisión, de los programas de la “señorita Laura”, de Rocío Sánchez Azuara, “Tercer Milenio” y “Paranormal”?).
Hasta tal punto es así porque, según dice el estudioso británico John Rimmeren en su obra The Evidence for Alien Abductions (1984), basándose solamente en relatos bien documentados ha podido construir un «modelo» de abducción, según el cual las personas abducidas, pertenecientes a ambos sexos, aunque con preponderancia del masculino, son seres humanos sanos, normales y no interesados particularmente por el problema ovni (Aquí sugerimos al lector que mejor se interese en el tema, salvo riesgo de ser abducido contra su voluntad).
A decir de sus detractores, el problema es que con la técnica de regresión hipnótica el individuo es altamente sugestionable y está demostrado que no es fiable en absoluto a la hora de relatar recuerdos veraces. Peor todavía, se tiende a inventar recuerdos, con lo que la regresión hipnótica pasa de ser un argumento a favor a un argumento en contra de la tesis ufológica de las abducciones (insistimos, debemos estar prevenido ante la presencia del mitómano que engrandece cualquier tontería con tal de sacar provecho de los incautos) .
Así ocurrió en Estados Unidos y en México, cuando de repente salieron a la luz toda una avalancha de supuestos casos en los que individuos sometidos a terapia hipnótica de repente parecieron recordar como en su infancia habían sido sometidos a todo tipo de vejaciones sexuales e incluso obligados a participar en actos satánicos por sus propios padres, descubriéndose posteriormente, cuando la vida de dichos padres ya había sido arruinada por los medios de comunicación e incluso por sentencias condenatorias, que efectivamente todo era consecuencia de un falso recuerdo introducido mediante la terapia hipnótica (Esto mismo alegó en su favor el padre Maciel, Kamel Nacif, otros conspicuos abusadores sexuales y demás sospechosos del mismo delito. Del mismo modo, este tipo de recursos se prestan para la fabricación de culpables ).
Sólo podríamos concluir, que el tema es muy basto y polémico para abordarlo a profundidad, el propósito de este número de Generación es la divulgación científica y abrir el debate sobre todo, desde el campo de la cultura popular. La fascinación que ejerce sobre millones de personas en todo el planeta nos hace pensar que a contracorriente del canon científico y religioso, se mueven tendencias del pensamiento que confrontan y transgreden verdades aparentemente inamovibles.
Sólo esperemos que no se repita la historia tal y como lo preveé el científico Stephen Hawking, quien en abril de 2010 aseguró: “si los extraterrestres nos visitaran, los resultados serían como cuando Colón llegó a América, que no fue nada favorable para los nativos del continente”.
Como siempre, querido lector, usted tiene la última palabra.







2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola

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E.T. dijo...

¿a que hora sales al pan?